XXV. POZOS VERDÁCEOS
La luz de la mañana,
que cae, silenciosa,
se refleja en tu boca,
en tus cúbicas esmeraldas.
La pesadilla se materializa
en forma de los pozos
que, gloriosos,
se alimentan de mi deseo
reo de la vida de dentro.
La vereda tan angosta y armónica
que nos separa,
forma un agujero estrecho
que conduce a tu rosa rota
que repele, fugaz, mi beso.
Pero sonríes contenta.
Se te escapa una verde lágrima
que sugiere caricias
en tu castaña melena.
Y sonrío contento
contemplando mi sueño.
Como barco velero que rompe la espuma,
mi mente tu mano agarra desnuda.
Y muy lejos, sin descanso,
se revuelve mi cuerpo
al perder tu mano
cuando de nuevo, despierto.
Y sin tu respirar acelerado,
sin tu luna entre mis dedos,
busco sin derecho
otro pozo verdáceo.
Muy bonita tio ;) Aqui cada uno tenemos un estilo distinto pero todos lo parten ^^
ResponderEliminar"busco sin derecho otro pozo verdáceo" Ufff
Para la próxima pongo la letra más pequeña!!
ResponderEliminarGracias Javi, por cierto, la palabra verdáceo es inventada, la pienso patentar...
Este poema me ha llegado al alma Alberto. La verdad es que me parece bastante bueno y sugerente a pesar de la invención de verdáceo, que, de hecho, queda muy bien. :)
ResponderEliminarTu prima, Elena.
Estoy en negociaciones con la RAE, porque se empeña en no aceptar esa palabra con lo bien que suena. VERDÁCEO: verde sucedáneo. Me alegra mucho el que te haya gustado, ya tiene como 6 meses o así este poema (que para el ritmo al que escribo es bastante).
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